¿Libertad de expresión? No, gracias
Todos estaremos de acuerdo en que uno de los principales valores de nuestra democracia, es el del derecho a la libertad de expresión.
A lo largo de la Historia, este ha sido uno de los derechos más pisoteados y machacados, persiguiendo las religiones y los grupos políticos e intentando destruirlos. En ambos casos, siempre se le ha atribuido este afán persecutorio a la derecha, poniéndole a la izquierda la medalla de las masas resistentes y sublevados protegiéndose del fascismo, y respetuosa y tolerante con todas las ideas (en fin, podría numerar diversos ejemplos que muestran todo lo contrario, pero eso será en otra ocasión). Partiendo de esta idea, deberíamos suponer que el PSOE y sus miembros, grupo que tanto luchó por ver florecer la democracia en este país, tan maltratado por la opresión, sería el primero en defender el precepto de la libertad, pero una nueva decepción nos ha llegado, porque el actual Ministro de Interior, José Antonio Alonso, proclamó que debía controlarse lo que los imanes decían para evitar según qué manifiestos. Ante el descontento popular, intenta remendar su error proponiendo crear un órgano, que desde el Gobierno controle a los jefes religiosos de todas las confesiones. Y aquí ha surgido el conflicto, porque en resumidas cuentas, para evitar declaraciones que puedan ir contra los derechos humanos, el Sr. Alonso pretende saltarse a la torera otro derecho fundamental, vamos que favorece la censura. Claro, que haciendo un poco de memoria, esto no debería extrañarnos, ya que se trata de un hombre, el Sr. Alonso, Juez, en su momento se opuso al cumplimiento íntegro de las condenas para los etarras, y estuvo también en contra del pacto antiterrorista. Es esta la misma persona que hoy quiere censurar la religión, obviando que ya existen unas leyes que nos protegen de la apología de los delitos.
¿Quizá deberíamos dejar actuar primero a la ley, no, Sr. Alonso?
A lo largo de la Historia, este ha sido uno de los derechos más pisoteados y machacados, persiguiendo las religiones y los grupos políticos e intentando destruirlos. En ambos casos, siempre se le ha atribuido este afán persecutorio a la derecha, poniéndole a la izquierda la medalla de las masas resistentes y sublevados protegiéndose del fascismo, y respetuosa y tolerante con todas las ideas (en fin, podría numerar diversos ejemplos que muestran todo lo contrario, pero eso será en otra ocasión). Partiendo de esta idea, deberíamos suponer que el PSOE y sus miembros, grupo que tanto luchó por ver florecer la democracia en este país, tan maltratado por la opresión, sería el primero en defender el precepto de la libertad, pero una nueva decepción nos ha llegado, porque el actual Ministro de Interior, José Antonio Alonso, proclamó que debía controlarse lo que los imanes decían para evitar según qué manifiestos. Ante el descontento popular, intenta remendar su error proponiendo crear un órgano, que desde el Gobierno controle a los jefes religiosos de todas las confesiones. Y aquí ha surgido el conflicto, porque en resumidas cuentas, para evitar declaraciones que puedan ir contra los derechos humanos, el Sr. Alonso pretende saltarse a la torera otro derecho fundamental, vamos que favorece la censura. Claro, que haciendo un poco de memoria, esto no debería extrañarnos, ya que se trata de un hombre, el Sr. Alonso, Juez, en su momento se opuso al cumplimiento íntegro de las condenas para los etarras, y estuvo también en contra del pacto antiterrorista. Es esta la misma persona que hoy quiere censurar la religión, obviando que ya existen unas leyes que nos protegen de la apología de los delitos.
¿Quizá deberíamos dejar actuar primero a la ley, no, Sr. Alonso?
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